La nación inconclusa
Por Guillermo Cieza - El abordaje del bicentenario viene acompañado por viejos cuentos que supimos escuchar sobre nuestra historia. No voy a ocuparme de los relatos de Mitre y Fidel Lopez, tan burdos como eficaces en la construcción de la memoria en su versión liberal, pero hoy un tanto desacreditados.
Me preocupa particularmente una mirada más nacionalista que despoja a los hechos del 25 de mayo de 1810 de su vinculación profunda con su contexto histórico.
Esa mirada que hace hincapié en hechos locales ( o mas bien porteños), diluye la realidad de que aquellos hechos se desarrollan en los márgenes del imperio colonial español, en una “ ciudad de tenderos y contrabandistas”, inserta en un territorio poblada mayoritariamente por indios, mestizos y africanos. Y que esa revolución inquietaba al imperio español, no tanto porque alguno de sus líderes fueran jacobinos, sino porque eran tupamaros. Continuadores del gran alzamiento originario de 1780 en el corazón del imperio colonial en America del Sur.
Esa mirada retacea la valoración de Artigas, el más lúcido dirigente político de su tiempo y la reivindicación del Paraguay, encarnación institucional del Manual de Operaciones de Moreno. Dos baluartes liquidados por la conspiración porteña que no dudaron en aliarse con el imperio portugués y ser cómplice de la política británica que terminó con el vergonzoso genocidio de
Hay otra mirada muy cara a nuestra izquierda vernácula que confunde los resultados coyunturales de una etapa histórica (que además juzga como finales y definitivos) con el proceso mismo. Que visto de ese modo sólo tuvo matices, nunca contradicciones.
El peor marxismo, Kautski, citado por el peor Lenin, da cobertura a esas valoraciones.
Desde esa mirada doscientos años de historia argentina son expresión de reivindicaciones burguesas y una conciencia burguesa Luchas, programas y organizaciones que carecieron de una ideología revolucionaria. Como lo confirma el hecho que el resultado final fue la creación del Estado Nacional burgués, y los gobiernos que tenemos- En esa mirada hay una excepción: los pueblos originarios. Ellos si eran horizontales y lucharon por reivindicar los bienes naturales y defender su cultura., y podemos prefigurar allí valores que empalman con el objetivo socialista.
La reivindicación de los más elevados saberes y las más valiosas experiencias de los pueblos originarios, no agotan su caracterización, que es un poco más compleja. Porque sino se hace incomprensible la conquista. Pero además la ruptura de las continuidades de las rebeliones en America Latina, es funcional al sueño español de enterrar a Tupac Amaru en 1781
Aunque duela decirnos muchas de las valoraciones de nuestra izquierda, incluido el indigenismo radical, se apoyan en Mitre y Sarmiento.
La idea de nación es anterior al 25 de mayo de 1810, y en tiempos de las luchas por la independencia también hubo una idea de nación que no puede reducirse a como se construyó el Estado burgués nacional. Podría decirse, por el contrario, que el Estado burgués Nacional se construye sobre la derrota de otras ideas de nación de las clases populares antes y después del 25 de mayo de 1810. . La idea de nación de Artigas por ejemplo incluía el reparto de la tierra y la soberanía de los pueblos. Corresponde a ese período histórico la creación de la bandera, y la más hermosa de todas nuestras banderas que es la bandera federal.
Esta reducción de la historia al resultado coyuntural de la disputa (si no creemos en el fin de la historia), convierte a la bandera argentina en el símbolo del Estado burgués, y a la bandera federal en la bandera del estado burgués de
Esta lógica nos expropia la historia y le regala símbolos y palabras simbólicas a la derecha.
La apropiación de los pueblos de su propia historia, no precede a su rebelión. Por el contrario son las rebeliones populares las que alumbran el pasado y permite identificar los hilos conductores.
No es casualidad entonces que los festejos oficiales del Bicentenario en la Argentina , brillen por el circo, pero propongan un relato confuso de la historia. Y que en otros países de America Latina donde se están transitando procesos revolucionarios pueda identificarse con mucha claridad la trama que unifica las rebeliones negras Haití y los sueños de Bolívar, las rebeliones originarias y el ideal de los pueblos en armas que expulsaron la dominación española, los sueños de la Patria Grande con iniciativas como el Alba de los pueblos.
Mientras tanto solo podemos asegurar que